Momento en el que conviene una empresa capitalizar deudas

Por: Dunstan Oriel Torres Hernández.

¿Cuál es el momento para capitalizar una empresa y generar plusvalía para sus socios?, ¿Cómo funciona la capitalización de la deuda?

Gran parte de la teoría financiera corporativa asume que el objetivo de las administraciones de las empresas es maximizar la riqueza de los accionistas, por lo que deben continuar invirtiendo en iniciativas que no solo preserven el capital contribuido, sino que también generen plusvalía. La cuestión de cómo capitalizar una empresa es una decisión que enfrentan todos sus propietarios.

En estos escenarios, hay ocasiones en las que una organización necesita más recursos de los que actualmente producen sus actividades y tiene dos formas de conseguirlo; puede obtener el efectivo que necesita —conocido como financiamiento de deuda— y, alternativamente, vender una parte de la posesión o propiedad —a la que se alude como financiamiento de capital—. Un punto de vista preferido del financiamiento de capital es que, a diferencia del efectivo adquirido, el dinero recaudado no necesita ser devuelto. Esa es una motivación notable de por qué las organizaciones convierten la deuda en capital.

Tras la contingencia sanitaria y las medidas de confinamiento que han afectado la actividad económica y a los mercados, la principal preocupación para las empresas es la disponibilidad de efectivo. Muchas compañías hicieron uso de las líneas de liquidez para solventar sus gastos operativos ante la baja de ventas o que tenían financiamientos adquiridos; en la actualidad, están tratando de renegociar los términos de los préstamos porque no pueden cumplir con las obligaciones actuales dados los requisitos de flujo de efectivo y que están evitando adquirir deuda, pues esta requiere el reembolso con intereses y puede llevar a la empresa a problemas de negocio en marcha si no se paga de acuerdo con el contrato establecido.

Es frecuente que en el marco de esos acuerdos de refinanciación o reestructuración se incluyan operaciones de capitalización de deuda dirigidas junto con otras medidas, tanto de carácter financiero como operativo, en lugar de forzar al deudor a buscar otro prestamista, declararse en quiebra o ejecutar la garantía de cualquier activo garantizado.

En años recientes han sido frecuentes las operaciones de capitalización de préstamos. Esto es, operaciones a través de las cuales una empresa —que previamente mantenía un pasivo financiero (un préstamo recibido)— llega a un acuerdo con el acreedor a través del cual todo o parte del saldo de la deuda se intercambia por acciones del deudor. El acreedor pasa a convertirse en accionista (o a recibir más acciones si ya lo era anteriormente) a cambio de condonar todo o parte del importe pendiente de pago de la deuda. Es lo que se suele denominar en inglés debt for equity swap.

El proceso de intercambio de acciones por deudas ayuda a una empresa a liberarse de la obligación de devolver no solo el dinero que pidió prestado inicialmente, sino también los intereses. Esto ayuda a mantener los flujos de efectivo sin reducir los activos de la empresa. Desde la perspectiva de la administración, el proceso de intercambio de acciones por deudas tiene las siguientes ventajas:

  • Mejora el estado de situación financiera, ya que se reducen los pasivos financieros y aumenta el importe del capital contable.
  • Los derechos de ejecución y otras garantías a favor de los acreedores —que generalmente se encuentran en los acuerdos financieros— desaparecen.
  • Al convertir la deuda en capital contable, una empresa puede tomar más préstamos en mejores condiciones. Esto aumentará su liquidez.

Es imprescindible señalar que, antes de llevar a cabo la conversión de la deuda, será necesario acordar el valor de mercado. La cuestión de la valuación es importante para los acreedores, ya que querrán recibir la mayor cantidad de acciones posibles por el valor de la deuda. Si esto es aceptable o no para la empresa deudora, dependerá de las circunstancias y de la posición negociadora de las partes, dado que los accionistas existentes deberán votar a favor de la emisión de nuevas acciones, dando lugar a la dilución de sus propias participaciones.

Cabe mencionar que una operación de capitalización no tiene por qué efectuarse en situaciones de dificultad financiera del deudor. Puede ser una opción para algunas empresas que buscan una expansión de sus operaciones sin necesidad de generar deuda en la estructura de capital, ya que las administraciones de los negocios evitan comprometer los flujos de efectivo y adoptan un enfoque cauteloso para minimizar el costo de capital de una empresa y, por lo tanto, reducir el rendimiento para los accionistas.

El desarrollo de un proceso disciplinado que considere el desempeño de la empresa, la dinámica de la industria, el entorno económico actual y las necesidades y expectativas de los accionistas proporcionarán a la administración el marco para tomar una decisión informada y prudente en cuanto a una estructura de capital óptima.

En ocasiones, un inversor que suscribe deuda convertible puede exigir a la empresa emisora que otorgue una garantía (aunque esto no es habitual si la deuda convertible se proporciona como un mecanismo «puente» hasta que la empresa obtenga más financiación de capital en un futuro próximo). El tipo de garantía otorgada variará según las circunstancias de la transacción, pero la garantía podría otorgarse sobre todos los activos de la empresa o solo sobre ciertos activos clave.

Por otra parte, con frecuencia no se capitaliza toda la deuda, sino que una parte se capitaliza y la otra parte se mantiene con los mismos términos, o bien se modifican algunas de sus condiciones (tipo de interés, plazo, garantías, etc.). Es frecuente que en empresas con dificultades se capitalice la parte que se estima que la sociedad deudora no puede pagar, modificando las condiciones del resto de la deuda para adecuarla mejor a la capacidad de pago de la empresa.

Desde el punto del control de una sociedad, es una operación muy útil para mejorar su gestión, pues los acreedores reconvertidos a socios estarán particularmente interesados en la buena marcha de la sociedad. No obstante, es fundamental destacar que, al mismo tiempo, asumen un riesgo relevante, pues si la operación de reestructuración financiera fracasa y la empresa finalmente se ve abocada al concurso mercantil, los acreedores que capitalizaron su deuda tendrán una posición peor a la de aquellos que no lo hicieron, ya que a los socios solo les corresponde un derecho residual sobre los activos sociales.

El desarrollo de un proceso disciplinado que considere el desempeño de la empresa, la dinámica de la industria, el entorno económico actual y las necesidades y expectativas de los accionistas proporcionará a las administraciones el marco para tomar una decisión informada y prudente en cuanto a la capitalización de deuda.

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